Fue precisamente el 11 de agosto de 1928, Independiente fue protagonista, una vez más, de un acontecimiento que será recordado por siempre: goleo, en Avellaneda, nada menos que al Barcelona, por 4 a 1. Hoy suena absolutamente descabellado o utópico imaginar, sin importar en qué contexto pudiera ocurrir, golear a un equipo como al Barcelona. Un milagro de pocos el simplemente poder superarlo. En ese entonces el conjunto español había obtenido la Copa del Rey y más tarde conseguiría salir campeón de la liga.
Con ese preámbulo, el elenco catalán había llegado de gira a Argentina y el encuentro amistoso se disputaría en Avellanada. Un partido que recaudó $19.423 y que fue dirigido por el español Agustín Vilalta.
El poderoso Barcelona llegaba con su arquero Ricardo Zamora, apodado “El Divino”, figura sobresaliente de aquel equipo, considerado de los primeros “Cracks” que tuvo el fútbol español. Por el lado de Independiente, el legendario Manuel “Seoane”, apodado “Chancha”, goleador histórico de la época del amateurismo, brillaba en la delantera.
De esta manera, el conjunto completo que salió a la cancha a hacer historia frente al Barça fue: Néstor Sangiovanni; Carlos Debuglio y Ernesto Chiarella; Ernesto Bartolomedi, Guillermo Ronzoni y Luis Martínez; Zoilo Canaveri, Alberto Lalín, Luis Ravaschino, Manuel Seoane y Raimundo Orsi.
En el lado visitante, el once inicial formó con: Ramón Llorens; Emilio Walter y Enrique Mas; José Castillo Garcia, Joaquín Roig y Domingo Carulla; Vicente Piera Penella, José Sastre Parsiva, Juan Errazquìn Tumbas, José Samitier Vilalta y Manuel Parera Penella.
El primer gol llegó a los 10 minutos de juego en los pies de Canaveri. Más tarde, Seoane se encargó de poner el segundo a los 29 del primer tiempo. Antes de irse al descanso, el mismo goleador se encargó de poner el 3 a 0 para la fiesta roja en Avellaneda. En el complemento fue Orsi quien puso el 4 a 0 y finalmente Regueiro descontó a los 22 para el 4 a 1 final.
No fue sólo el abultado resultado y ante un rival elite que éste encuentro merece ser recordado, sino que es considerado como uno de los mejores partidos jugados por Independiente en toda su historia. Los mismos españoles se retiraron admirados por el juego efectivo y vistoso del Rey de Copas.
Vale recordar que también fue la primera y única vez en la vida del Rojo, en el que los jugadores se dieron el lujo de jugar con el escudo nacional en la casaca.
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"DÍAS DE HISTORIA"
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